dimarts, 19 de febrer del 2019

El Espejo (historia)

Mujer frente al espejo. Picasso
Empezó a escribir. Era torpe en esa labor.
Acaso unas frases, unos pensamientos
inconexos. Nunca una historia.

"Escribe para ti" -le dijo él -. Inténtalo.

"Para mí? No sé, tal vez". Ella era escéptica.

Tenía mucho en sus pensamientos, pero
nada que decir, ni cómo.

La literatura acabaría antes de empezar.

Pensó… en su espejo. Se levantó, miró
aquella superficie que le devolvía su
reflejo, sin atreverse a preguntar.

“...entra...entra” parecía decirle, como a
Alicia.

Pero el espejo sólo quería devorarla. Le
devolvía una imagen distorsionada, fea,
sin ninguna gracia. No reconocía quién
la miraba desde el otro lado. Una mueca
horrible.

– ¿Dónde estoy yo?  ¿Qué ha sido de mí?-
preguntó al espejo.

- Te ha devorado la vida. No has hecho lo
que querías, no has deseado con todas tus
fuerzas, te has acomodado. Eres triste.
Dejaste tu vida en manos de otros. Nunca
te decidiste a nada. No sabes amar. No
sabes darte. Dices que sientes mucho,
pero en realidad no haces nada por nadie.
No vives, sólo transitas de un sitio triste a
otro sitio triste, esperando... ¿qué?.

Sus ojos eran mares, pero aún estaba en
pié.

- ¿Por qué no me quieres? Le gritó al espejo.

Le respondió el eco de la habitación “me
quieres”.

– ¡Te odio con todo mi ser! No te quiero!

– “Con todo mi ser… te quiero” respondió el
eco.

Calló, se serenó.

Miró al espejo a los ojos. Fijamente, se
obligó a mirar.

– ¿Qué miras?-  le preguntó una voz
masculina a su espalda. -¿Has llorado?-

- Nada, sólo pensaba... No.

– Yo veo unos ojos preciosos color
caramelo, oscuros.  Veo una sonrisa
encantadora, unos hombros firmes.

- Le hablaba al oído mientras la
desnudaba.

Continuó diciendo, “Pechos maduros,
pezones suaves.” Ella arqueó su cuello y
su espalda, cerrando los ojos.

- No los cierres, mírate. Eres hermosa -le
decía mientras acariciaba sus senos, su
vientre, su ombligo. Bajaba sus manos al
tiempo que la ropa caía al suelo.

Le acarició el pubis con su mano. Bajó, le
tocó el sexo, suavemente mientras besaba
su espalda, su piel.

Ella miraba al espejo, sonreía, gozaba. El
espejo le devolvió la mirada, observaba
atento. La mujer puso sus manos en el
liso cristal, mientras su amante la
acariciaba y se preparaba para hacerle
el amor. El espejo enmudeció.
Sentía el aliento de ella, empañando su
superficie, casi pudo sentirla. Ella,
desnuda, casi sobre él, mientras hacía el
amor.

A la mañana siguiente ella pasó delante
del espejo y éste le devolvió, radiante,
una sonrisa, mientras le susurraba…eres
bella…bella...

2 comentaris:

  1. Anònim7/09/2024

    Hace falta follar más. Me gusta leerte así, de largo. Ahora quiero escribir sobre espejos

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  2. Pues escribe sobre espejos y, si te parece, dime quién eres.

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