Es horrible ese sentimiento, de antemano.
Lo es por lo acertado que resulta.
Pero el acierto se conoce a posteriori,
la mayoría de las veces.
No para mí.
Sé que debo hacerlo en ese momento.
Algo en mi interior me lo dice.
Pero no lo hago.
Y pienso en el momento concreto que sí,
Y pienso en el momento concreto que sí,
que debería haberlo hecho.
Me odio por no haber seguido mi instinto.
Demasiadas veces.
Y lo hago.
Y pienso en el momento concreto que sí,
que hice bien en hacerlo.
Me alegro por haber seguido mi instinto.
Pocas veces.
Igual que releer el mismo libro una y otra vez.
Ya sabes qué pasará.
Aunque tengas esa ilusión de que esta vez
será diferente, no lo es.
Es una sensación agridulce, no poder
cambiar lo inevitable.
Agridulce y estéril.