transparente, brillante y frágil,
extremadamente frágil.
Imagina un vaso. Ese recipiente básico
donde beber el agua cristalina, inolora,
insípida, pero tan necesaria para la vida.
Quieres una copa? Llenarla con ese
néctar, vino viejo saciando apetencias ajenas.
Un placer que embriaga y extasía...de
inerte cristal...a tus labios.
Delante de la ventana el fino vidrio te
regala un bonito paisaje y te protege del exterior,
o tal vez...te aísla. Tú decides.
Mírate bien en el espejo. La lámina fría te
devuelve tu imagen. Cristal oscuro,
reflejando la realidad o una parte de ella.
Cuando rompes un cristal sonoramente se
hace añicos. No podrás restaurarlo, sólo
recoger los trozos...escrupulosamente.
Cuídate de un cristal roto: te hará herida...
Te hará sangrar con sus aristas desnudas,
dejando un corte profundo... y tal vez una cicatriz.