Pensaba en cuchillas y venas sangrando.
Encontró una canica metálica y pensó en atragantarse con ella.
Las pastillas que la dejarían ko no faltaban en su botiquín.
Súbitamente...le embargaba una profundísima tristeza...no podía pararla.
Esos malos pensamientos se le aparecían sin motivo alguno...por qué?
Ni en su adolescencia había pasado por todo aquello.
Por qué? Por qué ahora? Por qué había dejado que esas pesadillas se clavaran en su cerebro?
Eran imágenes que apenas duraban segundos, pero estaban ahí...
Cerraba los ojos...y respiraba...intentando alejar aquellas visiones, porque en realidad deseaba vivir con todas sus fuerzas.
Deseaba contemplar las nubes, notar la arena bajo sus pies desnudos, que el sol y el gélido frío le acariciaran el rostro, sentir el agua empapando su cuerpo.
Deseaba un cuerpo cálido a su lado, una caricia, un beso...sonrisas cómplices.
Quería ver la belleza de las cosas pequeñas, sentir la confianza de la amistad y el abrazo del amor.
Anhelaba salir al mundo...y ese deseo era más fuerte que todas sus pesadillas juntas.
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